Un millar de ángeles caerán del cielo

My friend Marc Costa I Sitjà keeps a great blog in which he discusses the intricacies of life and being human in such wonderful prose that it makes me want to go learn Spanish. His most recent post is gorgeous; I'll post the original Spanish as well as English translation here:

El placer de repetirse; ponme cuatro notas Johnny, y dale, dale, dale, dale, otra vez; somos animales. De pequeño me gustaban mucho las ballenas. Un día como hoy, después de darlo realtivamente duro a la piscinal, no vayamos a sentirnos grandes y exagerados. Uno se retira a la otra, una espécie de piscina tranquila, calmada con agua más caliente, uno se tumba, y poco a poco se introduce en el agua; me ahogan los pensamientos.

Vivimos en un mundo en el que la gente cada vez canta menos y gritar en un mundo lleno de Ipods sigue siendo un absurdo, la cuestión es que a diferencia de la palabra vulgar, la palabra cantada tiene una propiedad perturbadora, que deja inquieto; se nos puede narrar la historia más triste jamás escrita y contada, pero si la melodía es alegre... ¿Cómo se nos va la letra de la cabeza? ¿Porqué somos tan humanos si luego la música se lleva la letra a paseo? No en vano bajo el agua viven las ballenas y no hablan, cantan, dejarían de hablar algún dia al ver que lo de cantar surgía más efecto. Además, resulta que debajo del agua el sonido tiene una mayor velocidad que en el aire. En vano gritaremos en el agua; una de las pocas cosas que nos diferencian de las ballenas es que sus cuerdas vocales calzan para mojado y las nuestras para seco, y eso de la interfase es demasiado complicado; mejor no probarlo nuestros gritos, como nosotros; se ahogan.

Y allí estás mientras -tanto, mientras todo este tanto, sólo tienes fuera del agua la nariz y los ojos. Notas como el agua es más cariñosa contigo que el cariño que nos puede dar una madre, una madre sólo tiene diez yemas de dedo, el agua tiene tantas que no queda pliegue de nuestra piel que no toque que no mime. Y entonces la sientes....

...Es la vida de nuevo, aquí con una pizca de cuerpo fuera del agua, aquí sí hay que respirar, se te incha el pecho, sientes la presión del agua, y sientes como dentro de tí, hay aire y en otro vaivén como ese del corazón que a veces por la noche nos hace sentir tan vivos, lo hace de nuevo.

En el cielo están con el cuello en el agua.

English translation (with the help of Marc): (The bracketed words are inserted for the ease of understanding the translated version)

The pleasure of repetition (play me four notes Johnny, come on, come on, come on, come on, again); we are [all] animals. When I was a child I used to like whales a lot. A day like today, after having relatively given it all in the swimming pool, I am not feeling great and, [rather], enormously overstretched. I retire to a kind of pool with quiet, calm, and warm water. I little by little ease myself into the water. I drown in my thoughts.

We live in a world in which people sing less; vocalizing and shouting in a world full of iPods becomes an absurdity. However, unlike the spoken word, the sung word has a property of disturbing us that can leave us restless. We can tell the saddest story ever told or written… but if the melody is cheerful, how can the lyrics just vanish in hidden corners of the mind? Why are we so human if the music is a vehicle to [mask the true intent of] the lyrics? Not in vain. Underwater where the whales live, they do not speak; they sing. We may stop speaking someday if we realized that singing had a greater impact. Moreover, underwater the speed of sound is faster than it is in air. Yet, we scream in vain underwater: one of the things that differentiate us from whales is that their vocal chords are fit for wet environments and ours only for dry -- and that stuff about interfaces is far too complicated; better not to try shouting: just like us, they would drown.

And yet, there you are. [Such is your place in life]. Meanwhile, and [by that] I mean all that while, nose and eyes are the only part of you [that must stick] out of the water. Note that the water is more affectionate than the affection a mother can provide; a mother can only embrace with ten fingers. Water envelops you so that there is no fold of skin left untouched. And then you feel it...

… it is that sensation of being alive again. As you re-expose a bit of your body outside the water, it is necessary to consciously breathe. You tighten your chest, you feel the pressure of the water, feel it within you: air fills and inundates the inside, it's just another pulse again just [as that of the] heart which sometimes at night makes us feel so alive; again, you grasp that feeling.

In heaven, all are submerged with their necks in the water.